Todavía existen en el mundo muchas personas
excluidas de la educación desde edades tempranas o que, habiendo accedido al
sistema educativo, reciben una educación de menor calidad.
Un criterio importante para definir una educación de
calidad es precisamente que ésta sea capaz de dar respuesta a la diversidad y
difícilmente se pueda aprender a respetar las diferencias si no se convive con
ellas, si las diferencias de cualquier tipo se obvian y se excluyen. Es por
ello que debemos avanzar hacia la transformación de nuestra escuela en una
escuela que eduque en la diversidad, entendiendo a ésta como una fuente de
enriquecimiento y de mejora de la calidad educativa.
El concepto de inclusión, más amplio que el de integración, está relacionado con la naturaleza misma de la
educación general y la escuela común. Implica que todos los niños de una
determinada comunidad aprendan juntos independientemente de sus condiciones
personales, sociales o culturales. Se trata de lograr una escuela que modifique
sustancialmente su estructura, funcionamiento y propuesta pedagógica para dar
respuesta a las necesidades educativas de todos y cada uno de los niños y
niñas, incluidos aquellos que presentan una discapacidad.[1]
En este
sentido, para conseguir una educación matemática de calidad, es decir una
matemática que sea accesible y comprensible para todos, tenemos multiplicidad de recursos que nos permiten captar el interés
y facilitar el aprendizaje efectivo de nuestros/as alumnos/as de manera tal que
se dé su encuentro con la matemática de una forma divertida, reflexiva y
estimulante.
Si queremos
llegar a todos nuestros estudiantes y hacerlo con calidad, el pensamiento
memorístico, la ejercitación rutinaria y la homogeneización tienen que
dosificarse y pasar a un segundo plano, generándose así un espacio en el cual el
pensamiento reflexivo, la manipulación, el juego y la atención a la diversidad se
conviertan en protagonistas de nuestras clases de matemática. [2]
Tener en
cuenta las demandas de una educación de calidad que propone nuestro sistema
educativo como respuesta a las necesidades educativas especiales, nos obliga a redoblar nuestros esfuerzos en relación a las
oportunidades que se brindan a los/as alumnos/as cuando trabajamos conceptos
matemáticos, muy especialmente con aquellos con discapacidad intelectual y
síndromes relacionados. Estos/as niños/as poseen unas características que
matizan su proceso de aprendizaje de contenidos lógico-matemáticos. Sus
dificultades de atención, sus diferencias en el procesamiento, percepción y
retención de la información, e incluso, la mejor funcionalidad del canal visual
sobre el auditivo, dificultan en muchas ocasiones su acceso al aprendizaje
mediante métodos expositivos o que utilicen estrategias poco dinamizadoras.
Partir de sus necesidades y usar la computadora, se presentan entonces, como
dos puertas de entrada adecuadas para que se acerquen al conocimiento
matemático. El carácter lúdico y motivador de la presentación del aprendizaje,
la adecuación y dinamismo de los estímulos, la posibilidad de obtener tantas
ayudas y repeticiones como necesite y la modalidad de presentación de la
información son, entre otras, las características que hacen de la computadora
una herramienta más que propicia para el trabajo con estos/as niños/as.[3]
El mundo de
hoy es un mundo medial de alta innovación y diversificación y en constante
cambio. Un mundo donde prevalece la necesidad de comunicación, y la información
adquiere valores inimaginables. Donde nuestros/as alumnos/as interactúan
tempranamente con una diversidad de tecnologías de información y comunicación,
trayendo como consecuencia una carrera interminable en la que los docentes nos
vemos en la necesidad de crear contextos significativos para la enseñanza.
Ahora bien, es importante subrayar que
no todas la actividades escolares son factibles de trabajar con el recurso
informático, ya que, como expresa la Prof. Kaufman, no tiene sentido
"hacer lo mismo que podría hacerse sin ella", con lo que queda
delimitada la "utilidad" del recurso desde un punto de vista
didáctico/pedagógico. Nadie más que el docente sabe qué es lo que desea que sus
estudiantes aprendan y ese "objetivo pedagógico" es el que guiará la
actividad a realizar.
El trabajo
con la computadora en el aula debería permitir no sólo la construcción de
nuevos conocimientos, sino también favorecer la interacción del educando con
las nuevas tecnologías de la comunicación desde una óptica diferente a la que
está habituado (utilización del Chat, del correo electrónico, descargar música,
etc). Esta última cuestión responde a uno de los deberes primordiales de la
educación que es dotar a todos los/as niños/as de igualdad de oportunidades
frente a los vertiginosos cambios tecnológicos que atraviesan a nuestra
sociedad.
[1]
Cf. Blanco G., Rosa. Hacia una escuela para todos
y con todos. Publicado en Boletín del Proyecto Principal de Educación para
América Latina y el Caribe, n° 48, pp 55-72. Oficina Regional de Educación de
UNESCO para América Latina y el Caribe. UNESCO/Santiago.
[2] Cf. Alsina, Á y Planas, N. Matemática inclusiva. Propuestas para una educación matemática
accesible. Madrid. Narcea. 2008.
[3] Ortega Tudela, J.
Nuevas Tecnologías y aprendizaje Matemático en Niños con Síndrome de Down. Madrid. FEISD, Obra
Social de Caja Madrid. 2005?
excelente blog. Felicitaciones!!
ResponderBorrarGracias, Iván. Me alegra que te haya gustado.
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