miércoles, 17 de diciembre de 2014

LA EDUCACIÓN Y SUS FORMAS SUI GENERIS DE SUBJETIVACIÓN

Sí, como dice Moise[1], “la subjetividad es un producto del sujeto y de su relación con los otros”, la escuela tendría que estar muy atenta al tipo de subjetividad que ayuda a construir. No da lo mismo una subjetividad repitente y obediente que una subjetividad ciudadana.
La escuela moderna surge como una forma de dar respuesta a “la tarea de sacar a la humanidad de la minoría de edad produciendo subjetividad adulta y segura capaz de actuar y pensar conforme a la razón”[2]. Para hacerlo, asoció a la infancia con la idea de carencia o vacío. Formó al docente para que muestre lo que sabe y para que exija al alumno que muestre, especularmente, lo que aprendió. Todo ello, dentro del espacio del aula, concebido como el lugar de poder del enseñante. Y, por si todo esto fuera poco, generó una nueva patología: el fracaso escolar.  
Así planteada, está escuela encarna un tipo de significación imaginaria social que Castoriadis[3] denomina “la significación de la expansión ilimitada del dominio racional”. Según este autor, a esta significación corresponden el empresario schumpeteriano y el obrero disciplinado y totalmente cosificado. A ellos, yo agregaría... el alumno cosificado, disciplinado y obediente. Es decir, un alumno concebido como receptáculo vacío a llenar de saberes, como cuerpo salvaje a domesticar, como sujeto a someter a la autoridad del adulto. Así ideado, el alumno pierde la posibilidad de expresarse y de responsabilizarse de sus acciones, ubicando afuera la responsabilidad de su conducta. Y el docente se pierde la mayor gratificación que puede ofrecerle la docencia que es, según Bleger[4], “enseñar a pensar, a actuar según se piensa y a pensar según lo que se hace, mientras se lo hace”.  
Según Lewkowicz[5], y en concordancia con lo expresado anteriormente, “la función que la modernidad le asignó a la escuela fue la de generar hábitos de disciplinamiento y de normalización de modo tal que su paso por allí genere seres útiles para la sociedad, es decir, dispuestos a ocupar los lugares debidos de manera incondicional”. En el logro de este objetivo podríamos ubicar la idea de fracaso escolar, en la medida en que si el mismo no es alcanzado es la escuela la que fracasa.
Pero es claro que la institución educativa no se hace cargo de su propio fracaso y entonces lo traslada al alumno. Así, según Cordié[6], “el niño que no sigue, porque en la escuela es necesario seguir: ante todo seguir el programa - que indica lo que hay que aprender, en qué orden, en qué momento – seguir a su clase, no alejarse del rebaño” es  considerado un alumno en situación de fracaso escolar. Es decir, un alumno que no ha construido una subjetividad repitente y obediente, en el sentido de aquel que repite lo que el docente quiere; en el sentido de aquel que obedece a lo que el sistema capitalista necesita y el mercado anhela.
 Es sabido que desde los primeros días de vida, “al niño lo habitan el deseo de saber, la necesidad de comprender”[7]. Cuerpo y movimiento son sus instrumentos de conocimiento y comunicación. A través de ellos puede “pensar, fantasear, preguntar, sacar conclusiones”[8]. Pero esta matriz de aprendizaje se verá cuestionada al ingresar a la institución escolar, ya que ésta busca, como se dijo anteriormente, desarrollar una subjetividad repitente y obediente, subjetividad que choca con la idea de un niño pensado como “sujeto de la necesidad, del deseo, y desde allí, de la imaginación, la creatividad.”[9] Este enfrentamiento puede generar problemas de aprendizaje, pero no fracaso escolar. Los primeros son problemas cognitivos de índole diversa, lo segundo es un problema institucional. Los primeros competen al alumno, el segundo, a la escuela. Es decir, el alumno no fracasa, es la escuela la que fracasa. Más aún, son el sistema, el método, la formación, el contexto, la sociedad, los que fracasan. A lo sumo, el alumno podrá tener problemas de aprendizaje los que podrán manifestarse como síntoma, como inhibición cognitiva o como dificultades de aprendizajes reactivas.  
Pero las matrices internas de aprendizaje no incluyen sólo los rasgos en ella determinan la ideología dominante. Desde la praxis, “desarrollamos nuestra condición de sujetos cognoscentes, capaces de (...) preguntar y preguntarnos qué es educar, para qué y para quién educamos. Sujetos capaces de cuestionar “los modelos de aprendizaje y los vínculos vigentes en nuestra sociedad”[10].  
Y esto nos lleva nuevamente a Castoriadis, quien nos dice que la significación mencionada anteriormente no es la única posible. Este autor nos habla también de la significación de la autonomía individual y social. Esta autorrepresentación de la sociedad responde a un proyecto democrático emancipador al que corresponde un individuo crítico, reflexivo y democrático. Si este proyecto se encarna en la escuela, los discursos y prácticas educativas que en su interior se desarrollen darán lugar a una experiencia de subjetivación ciudadana. 
Según Lewkowicz, la subjetividad ciudadana se organiza por la suposición básica de que la ley es la misma para todos. Si alguien puede lo que puede y no puede lo que no puede, es porque todos pueden eso o porque nadie puede eso. El ciudadano como subjetividad es reacio a la noción de privilegio. La ley es pareja: prohíbe y permite por igual a todos.  
Y es ley, en su sentido jurídico, el derecho a apropiarse de los saberes que la humanidad ha creado, mediante la enseñanza y el aprendizaje de conocimientos legitimados públicamente. Y es la escuela el espacio privilegiado en el cual se llevan a cabo estos procesos.
Finalmente, a partir de lo expuesto, tal vez sería interesante plantearnos, como educadores, qué tipo de subjetividad queremos ayudar a construir. Tal vez, pueda auxiliarnos a pensar estas palabras de Hobsbawm: “todo lo que forma parte de la sociedad no existe para beneficio de unas minorías privilegiadas. Existe para el bien de las personas comunes y corrientes...”




[1] MOISE, C.  Capítulo 1. En Prevención y Psicoanálisis. Propuestas en salud comunitaria. Bs. As. Paidós. 1998.
[2] GRAZIANO, N. La infancia, el extranjero y el pobre: tres rostros que interpelan la construcción educativa de la ciudadanía. En www.filo.uba.ar/contenidos/sacretarias/seube/revistaespacios/.../40.9.pdf
[3] CASTORIADIS, MC. Capítulo VIII La crisis del proceso identificatorio. En El avance de la insignificancia.  Bs. As. EUDEBA. 1997.
[4] BLEGER, J. Grupos operativos en la enseñanza. En Temas de Psicología. Entrevista y grupos. Bs. As. Nueva Visión. 1987.
[5] LEWKOWICZ, I. Escuela y ciudadanía. En Pedagogía del aburrido: escuelas destituidas, familias perplejas. Bs. As. Paidós. 2005.
[6] CORDIÉ, A. Primera parte. En Los retrasados no existen.  Bs. As. Nueva Visión. 1990.
[7] CORDIÉ, A. Op. cit.
[8] QUIROGA, A.  El sujeto en el proceso de conocimiento. En Enfoques y perspectivas en Psicología Social.  Bs. As. Ediciones Cinco. 1986.
[9] QUIROGA, A. Op. cit.
[10] QUIROGA, A. Op. cit.

lunes, 15 de diciembre de 2014

AMPLIACIÓN DE LA JORNADA ESCOLAR EN EL NIVEL PRIMARIO

“Para que los niños sean capaces de escribir el futuro, desde un presente incierto como el que vivimos, es necesario construir las condiciones, el escenario, poner en acción una puesta en escena arriesgada pero inevitable. Requiere que nosotros los adultos... asumamos el rol que nos compete... y desde la puesta en práctica volvamos a proyectarnos desde nuestro mundo de adultos hacia el mundo de los niños. Son ellos quienes nos necesitan a su lado... los niños están allí, lápiz en mano, dispuestos a escribir el futuro.” 
Civarolo Arpón y Fuentes Torresi

El presente incierto en el que vivimos se ve dominado por la presencia del mercado y el consumo regulando la vida social y nuestros modos de percibir el mundo y actuar sobre él. En este contexto, los adultos corremos el riesgo de ubicar a los niños y niñas en posición de sujetos autónomos y todopoderosos, olvidando que, en realidad, estamos frente a sujetos que requieren de nuestro cuidado. Cuidado no sólo físico, sino también simbólico, transmitiéndoles la lengua y la herencia cultural.
En este sentido, la política de ampliación de la jornada escolar en el nivel primario, establecida por la Ley de Educación Nacional en su artículo 28, tiene por objetivo ofrecer a todos lo que hoy es patrimonio de pocos. Hablar de todos los niños y niñas, implica hablar de todas las escuelas primarias del país, por lo tanto, esta línea de acción está agrupada entre las políticas de profundización de la igualdad.
Y hablar de igualdad como un principio orientador de las políticas educativas, implica pensar en este concepto desde la política, es decir, pensar en cómo intervenir sobre la realidad para que algo de otro orden sea posible. Así, producir igualdad es, entre otras cosas:
ü  Reconocer que todos los chicos tienen la capacidad de aprender en la escuela, si ésta es capaz de brindar las condiciones necesarias para lograrlo.
ü  Reconocer que todos los chicos tienen derecho a aprender y a conocer todos los saberes.
ü  Reconocer que para que todos los chicos puedan aprender será necesario enseñar lo mismo, pero con distintos tiempos y estrategias.
Tanto ésta como las restantes líneas de política educativa persiguen la igualdad, no en el punto de partida, sino en el punto de llegada. Por ende, con ella se busca lograr que los chicos y chicas que transitan la escuela primaria se apropien de los múltiples saberes que ella ofrece de manera tal que su trayectoria escolar real sea lo más cercana a la trayectoria escolar teórica.
Hoy está claro que las trayectorias escolares están fuertemente asociadas a las características de la organización de la escuela, por lo tanto, acortar las distancias entre las trayectorias teóricas y las reales se transforma es una de los objetivos prioritarios del sistema educativo nacional. Para tener una dimensión más acertada acerca de la distancia que las separa, se hace necesario que, tanto a nivel nacional, como a nivel  jurisdiccional e institucional, se analicen cuatro indicadores de proceso: promoción efectiva, repitencia, sobreedad y abandono. Tener claridad sobre el nivel alcanzado por cada uno de estos indicadores y sobre su evolución año tras año, permite identificar problemas ligados a la inclusión educativa e intervenir para mejorarlos.
En este punto, podría decirse que la línea política que se está analizando pretende ser un vehículo para superar problemas relacionados con la sobreedad y el abandono ya que una de las problemáticas detectadas indica que, a nivel nacional, uno de cada cuatro niños no termina regularmente la escuela primaria, y en algunas provincias esta proporción alcanza casi a la mitad de los chicos. Así, para muchos niños y niñas, las oportunidades de transitar por el nivel con una trayectoria continua y completa se torna una misión altamente dificultosa o, en algunos casos, imposible.
Si bien estas desigualdades en las trayectorias se asocian, generalmente, a las características socioeconómicas del contexto, los problemas escolares tienen básicamente una solución pedagógica. Es por ello que la ampliación del tiempo de la jornada escolar debe entenderse como una decisión política que busca mejorar las condiciones de enseñanza y de aprendizaje en la escuela, priorizando el derecho de los niños y niñas a aprender más y mejor.
Más tiempo en la escuela para aprender; más tiempo en la escuela para enseñar. Más tiempo en la escuela para cumplir la función social e histórica que le es propia: educar.
Pero educar a todos, fortaleciendo la enseñanza de los contenidos de todas las áreas del currículo e incluyendo temáticas de la agenda contemporánea de interés social y educativo para la formación integral de nuestros niños y niñas, ampliando su universo cultural. En otros términos, la ampliación de la jornada escolar brinda la oportunidad de abrir la puerta de la escuela a “otros mundos”, de manera tal que efectivamente tengamos “todos los mundos en la escuela”.

En síntesis, TODOS dentro de la escuela primaria, transitando una trayectoria continua y completa, APRENDIENDO, para que el punto de llegada se transforme en el punto de inicio de un nuevo recorrido, la escuela secundaria.

BIBLIOGRAFÍA

·    Civarolo Arpón, María Mercedes y Fuentes Torresi, María Angélica (2013). Miradas de educadores y padres sobre la infancia actual”, en Revista Latinoamericana de Educación Infantil. Vol. 2 (3), diciembre.
·     Pitman, Laura. (2014). Clase Nro 1: Chicos de hoy, chicos de siempre. Qué cambió y qué permanece. Módulo 2: Infancia, escuela primaria y TIC. Políticas y perspectivas Especialización docente de nivel superior en Educación Primaria y TIC. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.
·   Pitman, Laura. (2014). Clase N° 2: Pasado y presente de la escuela primaria argentina. Módulo 2: Infancia, escuela primaria y TIC. Políticas y perspectivas Especialización docente de nivel superior en Educación Primaria y TIC. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.
·     Pitman, Laura. (2014). Clase Nro 3: Políticas educativas para la escuela primaria - Puntos de partida. Módulo 2: Infancia, escuela primaria y TIC. Políticas y perspectivas Especialización docente de nivel superior en Educación Primaria y TIC. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.
·    Pitman, Laura. (2014). Clase N° 4: Políticas educativas para la escuela primaria - Líneas de trabajo. Módulo 2: Infancia, escuela primaria y TIC. Políticas y perspectivas Especialización docente de nivel superior en Educación Primaria y TIC. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.
·    Equipo de Nivel Primario (s/f). Política Nacional Para la ampliación de la jornada escolar en el Nivel Primario. Más tiempo, mejor escuela. Documento de apoyo para los equipos técnicos que acompañan a la escuela. Ministerio de Educación. Presidencia de la Nación.

domingo, 30 de noviembre de 2014

PROYECTO PEDAGÓGICO PARA AULAS INCLUSIVAS - MATEMÁTICA - NIVEL PRIMARIO

EL AGENTE DE LA EDUCACIÓN Y UNA DECISIÓN IMPOSIBLE DE ELUDIR



En relación con  el proceso de construcción de la subjetividad, las instituciones sociales, “generan subjetividades muy concretas, diseñan los modos en que sentimos, pensamos, actuamos y nos vinculamos con los otros y con nosotros mismos” (Moise, 1998: 30). Por lo tanto, se vuelve imprescindible plantear la necesidad de reflexionar acerca de la práctica educativa, ya que en el transcurso del proceso de subjetivación del sujeto de la educación, no genera lo mismo una práctica educativa instrumental que una práctica educativa ética. 
Coll plantea que el análisis de la práctica educativa debe ser encarado de forma multidisciplinar. Propone, basándose en el triángulo interactivo, cuatro ámbitos para su estudio y aclara que “ninguno de los cuatro ámbitos identificados determinada completamente por sí solo, la práctica educativa, aunque los cuatro contribuye a modelarla en mayor o menor medida”. Según el ámbito que se analice, los componentes del triángulo tendrán un alcance diferente, a saber: 
  • Triángulo interactivo en el ámbito de la ideología y de la organización social, política y cultural: saberes históricamente construidos y culturalmente organizados; instituciones encargadas de conservar, transmitir y generar nuevos saberes; ciudadanos.
  • Triángulo interactivo en el ámbito del sistema educativo: selección y organización de saberes: el currículo oficial como proyecto cultural; organización, estructura y marco jurídico del sistema educativo; tipo de alumno ideal.
  • Triángulo interactivo en el ámbito de las instituciones docentes: proyecto institucional: proyecto educativo y proyecto curricular de la institución docente; equipo de profesores y profesoras; alumnos y alumnas de la institución.
  • Triángulo interactivo en el ámbito del aula: contenidos, profesor/a del grupo clase, grupo de alumnos y alumnas.
Reconociendo que, para realizar una aproximación más acertada al análisis de la práctica educativa sería necesario no sólo establecer las relaciones entre los tres componentes de cada ámbito sino también las interconexiones entre ellos, se ha decidido en este caso, recontextualizar el último esquema presentado según la idea herbartiana de trabajo educativo, para poner el foco en la actividad desplegada por el agente de la educación, por ser ésta una praxis directamente relacionada con el proceso de construcción de la subjetividad del sujeto de la educación:

                                      

  
El agente de la educación es aquel que, en representación de las generaciones adultas, tiene bajo su responsabilidad la transmisión de los bienes culturales seleccionados. Dentro del aula, esta transmisión puede realizarse de manera instrumental o ética.
Si el docente pone en juego una práctica educativa instrumental, su interés estará puesto sólo en los contenidos a transmitir mediante la mera aplicación de una técnica. “Los medios, los métodos y procesos no tienen más significación en sí que la función instrumental que cumplen para conseguir los objetivos presentados; son, por tanto, independientes de los fines y se justifican por la eficacia que consiguen. El fin justifica los medios y éstos son en sí mismos éticamente indiferentes” (Pérez Gómez, 1992: 103). De esta maneracomo afirma Carr, “la educación aparece como algo que sirve a propósitos externos tales como el interés nacional, las necesidades económicas de la sociedad, las exigencias de la sociedad, las exigencias del mercado de trabajo”.
Este tipo de práctica educativa suele llevarse a cabo en escuelas cuya organización responde a una lógica empresarial. Según Lewkowicz, “la escuela es una empresa más en el mundo de las empresas, es un servicio más en el mundo de los servicios...”, dando lugar a una vía de subjetivación distinta que es la de proponer reglas. “La regla no se relaciona con el bien, no tiene que ver con la totalidad de sentido...”.
Ahora bien, si el docente pone en marcha una práctica educativa ética, estará no sólo interesado en los saberes a impartir, sino que también tendrá en cuenta a los sujetos, a sus tiempos y a sus disposiciones (Nuñez, 2005: 32). La educación se convertirá entonces, según Alain, en “el tiempo de la paciencia, tiempo en que el sujeto puede equivocarse sin mayores problemas. Tiempo para experimentar: con las letras, con las sumas... Leer y releer. Calcular, errar y volver a calcular”. Tiempo de responsabilidad de los adultos, tanto en lo que refiere a la determinación de los contenidos educativos a transmitir como a la organización y transmisión de los mismos, práctica que recae directamente en los agentes educativos. 
La noción de praxis como característica del conjunto de la actividad educativa fue reinstalada por Carr. Según este autor, la expresión “práctica educativa” se originó en una forma de vida dedicada a la búsqueda del bien humano: bios praktikos o actividad social ética, en la que se actuaba razonando prácticamente. En ese contexto, la educación compartía su status con la política, definida esta última como actividad social, intersubjetiva, deliberativa, comunicacional, que perseguía el bien común. Todas las actividades ética y políticas, y por supuesto la educación, eran praxis[1].
Este tipo de práctica educativa responde a escuelas cuya organización revelan una lógica institucional. Las instituciones, según Moise, “siempre generan fenómenos de identidad en los sujetos (...), producen subjetivación normatizando (...) y determinan formas concretas de comportamiento en las personas.
Ahora bien, la institución escolar hoy, ¿debería continuar normatizando tal como lo viene haciendo desde su surgimiento o debería hacerlo desde otra lógica? Diversos autores consideran que debería normatizar bajo los atributos de la praxis aristotélica, es decir, debería buscar un bien valioso moralmente, bien que no se materializa sino que se hace y que responde a valores que están definidos en relación con la ética y la moral.
Si como agentes de la educación comprometidos con este tiempo que nos toca vivir, decidiéramos optar por este tipo de práctica educativa, estaríamos más cerca de modificar las significaciones sociales vigentes, significaciones que implicaron el surgimiento del componente capitalista de la sociedad moderna. Como expresa Castoriadis, “cada sociedad crea su propio mundo, creando las significaciones que le son específicas”. La función de estas significaciones es triple: “estructuran las representaciones del mundo en general, si las cuales no puede haber ser humano...; designan las finalidades de la acción, imponen lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer, lo que es bueno hacer y lo que no lo es...; y establecen los tipos de afectos característicos  de una sociedad.” Instaurar y concretizar lo que este filósofo denomina la significación de la autonomía,  “conduce a la idea de una democracia participativa” a la que le corresponde un sujeto “crítico, reflexivo, democrático”.
Poner o no al servicio del sujeto de la educación una práctica educativa ética que le permita acceder a la cultura, reconociéndolo como “un nuevo humano, digno de confianza, del que algo se espera, en la medida en que se le muestra algo de la primera palabra de los hombres, para aprender a leerla y a escribirla” es una decisión que el agente de la educación no puede ni debe eludir, ya que forma parte de una institución productora de subjetividad.






[1] Cfr. HILLERT, F. Cap 1.  En VOGLIOTTI, A. y otras (comp). Aportes a la Pedagogía y a su enseñanza. Debaten y escriben los pedagogos. Córdoba. UNRC (Universidad Nacional de Río Cuarto). 2007.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE ALUMNOS CON "NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES"?

En la "Declaración de Salamanca y Marco de Acción para las necesidades educativas especiales" aprobada en Junio de 1994, se lee:

"El derecho que cada niño tiene a recibir educación se ha proclamado en la Declaración de Derechos Humanos y ha sido ratificado en la Declaración Mundial sobre Educación para Todos..."

"... las escuelas deben acoger a todos los niños, independientemente de sus condiciones físicas, intelectuales, sociales, emocionales, lingüísticas u otras. Deben acoger a niños discapacitados y niños bien dotados, a niños que viven en la calle y que trabajan, niños de ´poblaciones remotas o nómadas, niños de minorías lingüísticas, étnicas o culturales y niños de otros grupos o zonas desfavorecidos o marginados..."

"... En el contexto de este Marco de Acción, el término "necesidades educativas especiales" se refiere a todos los niños y jóvenes cuyas necesidades se derivan de su capacidad o sus dificultades de aprendizaje. Muchos niños experimentan dificultades de aprendizaje y tienen por lo tanto necesidades educativas especiales en algún momento de su escolarización. Las escuelas tienen que encontrar la manera de educar con éxito a todos los niños, incluidos aquellos con discapacidades graves...."

Si querés saber más acerca de lo que dice esta Declaración, aquí te dejo el link para que puedas acceder al texto completo:

http://www.unesco.org/education/pdf/SALAMA_S.PDF



PROYECTO PEDAGÓGICO PARA AULAS INCLUSIVAS - CIENCIAS NATURALES - NIVEL PRIMARIO




domingo, 9 de noviembre de 2014

MATEMÁTICA , TIC y ANEE

Todavía existen en el mundo muchas personas excluidas de la educación desde edades tempranas o que, habiendo accedido al sistema educativo, reciben una educación de menor calidad.
Un criterio importante para definir una educación de calidad es precisamente que ésta sea capaz de dar respuesta a la diversidad y difícilmente se pueda aprender a respetar las diferencias si no se convive con ellas, si las diferencias de cualquier tipo se obvian y se excluyen. Es por ello que debemos avanzar hacia la transformación de nuestra escuela en una escuela que eduque en la diversidad, entendiendo a ésta como una fuente de enriquecimiento y de mejora de la calidad educativa.
            El concepto de inclusión,  más amplio que el de integración,  está relacionado con la naturaleza misma de la educación general y la escuela común. Implica que todos los niños de una determinada comunidad aprendan juntos independientemente de sus condiciones personales, sociales o culturales. Se trata de lograr una escuela que modifique sustancialmente su estructura, funcionamiento y propuesta pedagógica para dar respuesta a las necesidades educativas de todos y cada uno de los niños y niñas, incluidos aquellos que presentan una discapacidad.[1]
En este sentido, para conseguir una educación matemática de calidad, es decir una matemática que sea accesible y comprensible para todos, tenemos multiplicidad  de recursos que nos permiten captar el interés y facilitar el aprendizaje efectivo de nuestros/as alumnos/as de manera tal que se dé su encuentro con la matemática de una forma divertida, reflexiva y estimulante.
Si queremos llegar a todos nuestros estudiantes y hacerlo con calidad, el pensamiento memorístico, la ejercitación rutinaria y la homogeneización tienen que dosificarse y pasar a un segundo plano, generándose así un espacio en el cual el pensamiento reflexivo, la manipulación, el juego y la atención a la diversidad se conviertan en protagonistas de nuestras clases de matemática. [2]
Tener en cuenta las demandas de una educación de calidad que propone nuestro sistema educativo como respuesta a las necesidades educativas especiales, nos obliga a  redoblar nuestros esfuerzos en relación a las oportunidades que se brindan a los/as alumnos/as cuando trabajamos conceptos matemáticos, muy especialmente con aquellos con discapacidad intelectual y síndromes relacionados. Estos/as niños/as poseen unas características que matizan su proceso de aprendizaje de contenidos lógico-matemáticos. Sus dificultades de atención, sus diferencias en el procesamiento, percepción y retención de la información, e incluso, la mejor funcionalidad del canal visual sobre el auditivo, dificultan en muchas ocasiones su acceso al aprendizaje mediante métodos expositivos o que utilicen estrategias poco dinamizadoras. Partir de sus necesidades y usar la computadora, se presentan entonces, como dos puertas de entrada adecuadas para que se acerquen al conocimiento matemático. El carácter lúdico y motivador de la presentación del aprendizaje, la adecuación y dinamismo de los estímulos, la posibilidad de obtener tantas ayudas y repeticiones como necesite y la modalidad de presentación de la información son, entre otras, las características que hacen de la computadora una herramienta más que propicia para el trabajo con estos/as niños/as.[3]
El mundo de hoy es un mundo medial de alta innovación y diversificación y en constante cambio. Un mundo donde prevalece la necesidad de comunicación, y la información adquiere valores inimaginables. Donde nuestros/as alumnos/as interactúan tempranamente con una diversidad de tecnologías de información y comunicación, trayendo como consecuencia una carrera interminable en la que los docentes nos vemos en la necesidad de crear contextos significativos para la enseñanza.
Ahora bien, es importante subrayar que no todas la actividades escolares son factibles de trabajar con el recurso informático, ya que, como expresa la Prof. Kaufman, no tiene sentido "hacer lo mismo que podría hacerse sin ella", con lo que queda delimitada la "utilidad" del recurso desde un punto de vista didáctico/pedagógico. Nadie más que el docente sabe qué es lo que desea que sus estudiantes aprendan y ese "objetivo pedagógico" es el que guiará la actividad a realizar.
El trabajo con la computadora en el aula debería permitir no sólo la construcción de nuevos conocimientos, sino también favorecer la interacción del educando con las nuevas tecnologías de la comunicación desde una óptica diferente a la que está habituado (utilización del Chat, del correo electrónico, descargar música, etc). Esta última cuestión responde a uno de los deberes primordiales de la educación que es dotar a todos los/as niños/as de igualdad de oportunidades frente a los vertiginosos cambios tecnológicos que atraviesan a nuestra sociedad.





[1] Cf. Blanco G., Rosa. Hacia una escuela para todos y con todos. Publicado en Boletín del Proyecto Principal de Educación para América Latina y el Caribe, n° 48, pp 55-72. Oficina Regional de Educación de UNESCO para América Latina y el Caribe. UNESCO/Santiago.

[2] Cf. Alsina, Á y Planas, N. Matemática inclusiva. Propuestas para una educación matemática accesible. Madrid. Narcea.  2008.
[3] Ortega Tudela, J. Nuevas Tecnologías y aprendizaje Matemático en Niños con Síndrome de Down. Madrid. FEISD, Obra Social de Caja Madrid. 2005?